El Debut


El debut de la banda estelar del sello Fania lo fue en el hoy desaparecido club Red Garter en 1968. Si bien aún a estas alturas la banda carece de identidad propia, el repertorio que ejecutaron esa noche (y que fue recogido para la posteridad en los discos Live At Red Garter, Volúmenes 1 y 2), tiene sus momentos especiales. Por mencionar algunos con Monguito en la parte vocal, Eddie Palmieri al piano, Willie Colón en uno de sus mejores solos de trombón de todos los tiempos y el maestro Tito Puente castigando el timbal al final; el corte de jazz latino "Guatacando," con excelentes solos de Palmieri, Ramírez, los cuatro trompetistas, Rogers y Barretto (quien, como era la costumbre entonces, utilizó una sola conga para este show, no las 3 y hasta 4 que utiliza hoy en día); y el "Son Cuero y Boogaloo," originalmente del repertorio de la banda regular de Barretto, con Adalberto (naturalmente) en la parte vocal y con Orestes Vilato, el timbalero regular de Barretto, colándose aquí por invitación del propio conguero y, casi literalmente, robándose el show con una espectacular ejecución. Como ya dijimos, la Fania All-Stars no necesariamente se instituye a partir de este recital, pero el show cumplió su cometido inmediato: presentar en mayor escala a los artistas que ya componían el conglomerado Fania y, de paso, aumentar las ventas.   

Mientras tanto, Fania ahora busca expandir su área de cobertura. Y para esto, abre un nuevo sub-sello (o subsidiaria, si se quiere): Fania International, donde se agruparían los artistas que no tenían su base de operaciones en Nueva York. (En unos pocos años, dicha subsidiaria elimina el "Fania" de su nombre, convirtiéndose en International, a secas.) La primera orquesta de salsa en ser fichada por este nuevo sello lo es la de Roberto Roena y su Apollo Sound. Roena, un ex-miembro de Cortijo y su Combo (su líder, el maestro Rafael Cortijo, fue quien lo inició en el mundo de la percusión en Puerto Rico) y luego miembro fundador de El Gran Combo, debutaba formalmente como líder de su propia orquesta. Sí, anterior a esto ya Roberto había grabado un álbum para Tico Records, "Se Pone Bueno," con una orquesta llamada "Roberto Roena & Los Megatones," pero esta 'orquesta' no paso de ser una reunión en el estudio de grabación. En otras palabras, Los Megatones nunca fue una banda formal y propiamente dicha, sino más bien una sesión de descarga con varios de los mejores músicos en Puerto Rico (incluido en dicha nomina estaba el virtuoso sonero panameño Camilo Azuquita, quien entonces residía en este país) bajo la dirección de Roena. 

El sonido de Roena, sin embargo, muy poco tenía que ver con el sonido que ya se gestaba en Nueva York. El Apollo Sound, en un principio, era una orquesta moldeada al estilo de El Gran Combo muy a lo puertorriqueño, pero con la particularidad de que estos (el Apollo) podían fajarse tambien en el soul afro-americano que también se escuchaba en Puerto Rico (que conste, no era el boogaloo, sino música norteamericana, afro-americana más bien, propiamente dicha... lo que luego pasaría a mercadearse como R&B). Eventualmente, lo norteamericano desaparece del menú, una vez el boom de la salsa echa en Puerto Rico empieza a arrollar. De igual forma, Roena, quien a pesar de no ser necesariamente un lector a primera vista, sí tenía (y aún tiene) un envidiable oído musical como pocos, hace con el tiempo que su Apollo pase de ser una modesta pero arrolladora orquesta de salsa en una de las instituciones más progresivas en la historia de la salsa, musicalmente hablando.


Paralelamente, y también en 1969, Bobby Valentín, quien ya para ese entonces cambia definitivamente la trompeta por el bajo, decide re-establecerse en su Puerto Rico natal, donde hace una nueva orquesta, con la cual graba el álbum "Se La Comió." Aquí Bobby no solo expande su sonido (de una sección de vientos de solo tres músicos a un mini-big-band de 5: dos trompetas, trombón y dos saxofones (a lo El Gran Combo, solo que aquí serían un alto y un barítono, no dos altos como en el caso del Combo), estableciendo entonces lo que ya se identifica como su sonido tradicional), sino que logra reunir a varios de los bravos, incluyendo a los soneros Frankie Hernández y Marvin Santiago (quien se uniría años más tarde, primero en sustitución de Frankie cuando éste ingresa en Hogares Crea, un programa creado en Puerto Rico para rehabilitar a los que sucumben al vicio de las drogas, y luego a dúo con éste, cuando, ya reestablecido por completo, se reincorpora a la banda), los virtuosos Reynaldo Jorge (trombonista), Juancito Torres (trompeta), el timbalero y baterista Oscar Colón y el saxofonista Humberto Ramírez Sr. Frankie, de hecho, graba luego como solista para el sello Nuestra, una subsidiaria local que Fania funda en 1978, además de ser uno de los miembros fundadores de la orquesta Impacto Crea, otra institución nacida dentro del seno del propio programa de Hogares Crea. Marvin, uno de los soneros más explosivos e interesantes que ha dado la salsa, posee un estilo similar en métrica al del Sonero Mayor (Maelo, quien no tenía mayor reparo en colar 12 o más líneas en un soneo donde la mayoría de los soneros convencionales no hallarían cabida para más de 8), pero utilizando el humor como punta de lanza. Marvin permanece con Valentín hasta 1977 (Valentín lo despide cuando, irónicamente víctima también del abuso de drogas, empieza a fallar a los bailes), convirtiéndose luego en solista y vendedor estrella para la naciente Top Hits Records (TH), principal rival de Fania a finales de los 70's. Marvin, al igual que Frankie, se recupera por completo de su drogadicción, luego de cumplir sentencia en prisión a mediados de los 80's.

En Nueva York, mientras tanto, se suma al catalogo Fania otro cantante solista: el veteranísimo Santos Colón, el eterno cantante de Tito Puente, ahora concentrándose como bolerista a tiempo completo. Como parte de sus tareas con la Orquesta de Puente (que ya de por sí demandaba que su cantante fuera capaz de abordar cualquier género), Santitos, como todo el mundo le llamaba, se defendía sin problemas en la rumba, la guaracha, el guaguancó y los demás ritmos cubanos que Puente acostumbraba ejecutar. Pero la cosa romántica era la especialidad de la casa, y boleros clásicos de su época con Puente como "Mírame Mas," "Tus Ojos" y "Te Desafío," que nunca fallaron en llenar a capacidad la pista de baile del Palladium, sirven de testigos. De hecho, para su debut en solitario con Fania, Santitos contó con su compadre Puente, quien dirigió y supervisó la grabación además de arreglar varios temas. En adelante, sin embargo, las producciones de Santitos estarían a cargo del virtuoso pianista y arreglista argentino Jorge Calandrelli (con Santitos, en algunos casos, grabando sus partes en Argentina, con la orquesta de estudio de Calandrelli).

Otros grandes que se suman al catálogo de Fania entre 1969 y 1970 lo son los boricuas Richie Ray & Bobby Cruz y Cheo Feliciano. Richie y Bobby recién salían de su contrato con Alegre Records y Masucci, quien ya le seguía los pasos y no quería perder de nuevo la oportunidad (Alegre ya se le había adelantado cuando Los Durísimos terminaron con Fonseca Records a mediados de los 60's), los firma durante un ensayo de la banda, momentos antes de que el ejecutivo de Fonseca se apareciera con un contrato en blanco para que Richie y Bobby regresaran con ellos. De hecho, fueron Los Durísimos quienes estrenan la nueva (y dentro de poco, principal) subsidiaria Vaya Records, para la cual graban el clásico "El Bestial Sonido de Richie Ray & Bobby Cruz." De hecho, esta es la primera grabación de Richie y Bobby luego de mudarse a Puerto Rico (de la vieja orquesta neoyorquina solo los acompaña el bongosero Manolito Gonzalez) y reorganizar su orquesta allá con nuevos músicos, entre ellos el virtuoso conguero José "Mañengue" Hidalgo ("El Alcalde de La Perla," como cariñosamente aún lo llaman y padre de otro virtuoso del tambor: Giovanni Hidalgo), el timbalero Charlie Cotto y el bajista Mike Amitin, ambos también emigrando desde Nueva York (Charlie venía de la orquesta de Willie Colón y Amitin de la de Barretto).
Cheo, por otro lado, luego de salir de Joe Cuba y pasar, en calidad de solista, por Eddie Palmieri y los Alegre All-Stars, se muda a Puerto Rico y, voluntariamente, opta por un semi-retiro, ingresando en Hogares Crea para darle muerte a un hábito de heroína que progresaba peligrosamente al punto de que, en palabras del propio Cheo, estaba botando la vida por el chorro. Masucci, siguiendo la recomendación de Ray Barretto, quien lo motivó a buscar contratarlo por ser "el tipo de cantante que Fania necesitaba tener en su róster," se une también al "Proyecto Cheo." Desde luego, y también siguiendo los consejos de Barretto, Tommy Olivencia y Tite Curet Alonso (mentor, padrino y amigo cercano a Cheo, amén de creador intelectual de una buena parte de los éxitos de Fania), esperó pacientemente a que Cheo finalizara satisfactoriamente su proceso de rehabilitación. Una vez Cheo se sintió listo para regresar al ambiente, firma con Fania Records. Y Barretto definitivamente tenía razón. Cheo es uno de esos raros cantantes, como su mentor e ídolo Tito Rodríguez, que podían ir de un extremo al otro del canto caribe con suprema facilidad. Como bolerista, muy pocos pueden sacarle tanto partido a la lírica de una canción convirtiéndola en suya; y en lo movido, en la salsa (y es aquí precisamente donde le gana a su famoso mentor), es una ametralladora poética siempre lista para dispararse, jugando a su antojo con las rimas y la métrica como pocos. Difícilmente, inclusive hoy día, se hallen cantantes tan polifacéticos como Cheo Feliciano.